Muchas veces me quedo despierta hasta tarde, pensando en algún tema que me preocupe o que me interese. Normalmente no lo escribo ni lo cuento, simplemente me doy un tiempo para analizar algunas cosas, pero hoy tengo ganas de escribir y compartirlo. Un amigo al que admiro mucho me decía ayer que entendía que trabajara en el mundo de la publicidad por que las circunstancias en las que vivo me han empujado, de alguna manera, a buscarme la vida con las herramientas que tenía. Que eso me había traido muchas cosas buenas, como la posibilidad de trabajar o la de conocer gente de la que he aprendido muchas cosas valiosas y hacer algo con ello para el bien de otros. También otras cosas difíciles, como la pérdida de libertad por una vida pública. Pero la realidad de las cosas es que la vida que tengo no podría estar más lejos de la que yo soñaba con tener cuando era adolescente. La verdad es que poco parece quedar de esa chica, amante de la filosofía, ratón de biblioteca, obsesionada con el arte y la literatura y con unas ganas locas de comerse el mundo.
Aunque desde hace un tiempo estoy intentando transformar mi vida poco a poco para que se parezca un poquito más a lo que quisiera que fuera, reinventarse como persona es dificilísimo, sobre todo si quieres tener credibilidad.
Así que supongo que la manera de hacerlo es olvidarse de la credibilidad, empezar por dentro y trabajar desde ahí hacia afuera. Desprendiéndose de todo lo que nos limita, sacrificando todo aquello que provoca zonas de confort y trabando siempre desde el amor creo que puede ser la forma más honesta de intentarlo . Las zonas de confort son pasajeras, y como me dijo él: hay que invertir en el futuro, en el futuro Yo que cada quien quiere ser... ¿no creen?
jueves, 17 de junio de 2010
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